Cien Años de Soledad

Cien Años de Soledad
Agua Fuerte - Pedro Villalba

domingo, 10 de octubre de 2010

CLARICE LISPECTOR: LA HORA DE LA NOVELA MODERNA

Clarice Lispector tiene dos nacimientos: uno biológico en Ucrania en el 26, y otro literario en Brasil en el 44 a los 18 años, con su primera novela, “Cerca del Corazón Salvaje”. Como ella misma lo diría con un “no-estilo” renovado y fresco en, como diría Borges, crear metáforas con las palabras, Clarice Lispector a través de los juegos del lenguaje desarrolla en “La Hora de la Estrella” el arte de la novela moderna.

Con un gran bagaje literario, que pasa por relatos, novelas, cuentos y, textos periodísticos, Lispector, a través de ciertos laberintos y nudos (Omar Calabrese, La era Neo barroca) creados por el autor-narrador de “La Hora de la Estrella”, Rodrigo S.M., vamos penetrando poco a poco en un mundo en cierta medida caótico y fragmentario, donde, Rio de Janeiro se mueve en tres perspectivas: 1. La perspectiva de Macabea, 2. La de Rodrigo y, 3. La de Rio como ciudad.

Todo trascurre mediante un “gran monólogo” de Rodrigo sobre los diferentes aspectos que lo condujeron a escribir ésta historia, la sencillez que se respira en el manejo del lenguaje, el conflicto humano sobre el querer escribir y el deber escribir, el uso de lugares comunes, elementos urbanos representativos, catalogados en espacios urbanos y espacios humanos, y luego, esbozos de una nortestina: su “nacimiento”, su “vida” con la tía, y su llegada a Rio de Janeiro; así como la simplicidad de su vida, de su trabajo, de su relación con el Olímpico, y por su supuesto, su muerte.

1. El Arte de la Novela

En “La Insoportable Levedad del Ser” de Milán Kundera, Tomás nace de la frase Einmal ist Keinmal, mientras que Teresa nace de un ruido:

“Sería estúpido que el autor tratase de convencer al lector de que sus personajes están realmente vivos. No nacieron del cuerpo de sus madres, sino de una o dos frases sugerentes o de una situación básica. Tomás nació de la frase “Einmal ist Keinmal”. Teresa nació de una barriga que hacía ruido.”

Estos nacimientos, a su ves delimitan la insoportable levedad de cada uno: para Tomás es adueñarse de ese 1% de diferencia que tenemos, es decir, ser leve; para Teresa, es el cuerpo, esa cosa en la cual ella busca aquello que la hace única y diferente; mientras que para Sabina es un sombrero hongo que usaba su abuelo, y demarcaba esa capacidad para “traicionar”, y para Franz, era la Gran Marcha, ese idealismo que ostentan todos los intelectuales.

Surge aquí un interrogante: ¿Cómo nace Rodrigo, Macabea, Olímpico, y Gloria?, no lo sabemos; pero ese no –saber - no-ser, es lo que nos da el primer rasgo de la novela moderna: Milán Kundera, en su “Arte de la Novela” nos muestra una evolución, es decir 4 fases que pasa la novela para llegar a su estado actual:

1. Las primeras novelas europeas son viajes por el mundo que parece ilimitado / ocioso

2. El tiempo de Balzac se había embarcado en el tren que llamamos Historia; promete aventuras a todos los pasajeros y con ellas el bastón de mando

3. Emma Bovary: El horizonte se estrecha; las aventuras se encuentran al otro lado y la nostalgia es insoportable; la gran ilusión de la unicidad irremplazable del individuo, una de las más bellas ilusiones europeas, se desvanece

4. Lo infinito del alma pierde su magia, cuando la Historia se apodera del hombre; lo infinito del alma, si lo tiene, pasó a ser un apéndice casi inútil del hombre.

Historia impersonal – Ingobernable – Incalculable – Ininteligible

Que a su vez, están enmarcados bajo la perspectiva del realismo psicológico:

1. Hay que dar el máximo de información sobre un personaje: sobre su apariencia física, su modo de hablar y de actuar

2. Hay que conocer el pasado de un personaje, porque en él se encuentran todas las motivaciones de su comportamiento presente

3. El personaje debe gozar de una total independencia, es decir que el autor y sus propias consideraciones deben desaparecer para no perturbar al lector, quien quiere rendirse a la ilusión y considerar la ficción una realidad.

Vemos por tanto, como lo mencionábamos anteriormente, una ruptura en cuanto al arte de la novela: en “La Insoportable Levedad del Ser”, no sabemos nada del pasado de Tomás, Franz y Sabina, porque sencillamente no es relevante, mientras que de Teresa, conocemos un pequeño esbozo, debido a la influencia que tiene su madre en sus “devaneos” humanos. En “La Hora de la Estrella” de Lispector, sucede algo similar: no sabemos nada de Rodrigo, ni su origen, ni como llego a la literatura, ni mucho menos el porqué de ese afán en contar la historia de Macabea y “gritar” a los cuatro vientos, el amor que le profesa; de Macabea, sabemos que nació en el norte, que sus padres murieron cuando ella tenía dos años de vida, razón por la cual vivió con su tía la cual le dio un pequeño curso de mecanografía, y luego, ¡pafh! por arte de magia tenemos una Macabea que vive en Rio de Janeiro, pero que no nos explica, ni da razón de ese sin-sentido de vida que lleva. El Olímpico, es en cierta medida una oposición a Macabea, pero con algo que los une: él trabaja en una metalurgia, metiendo láminas de una máquina a otra, pero nunca se pregunta el porqué de su trabajo; y por último, Gloria, que en la novela es el némesis de Macabea.

Esto, nos permite identificar, lo que para Kundera, citando a Broch, es el fin de la novela

“Descubrir lo que sólo una novela puede descubrir es la única razón de ser de una novela. La novela que no descubre una parte hasta entonces desconocida de la existencia es inmoral. El conocimiento es la única moral de la novela.”

Descubrir la complejidad del ser a través de la creación de un ser imaginario, de un ego experimental, de un personaje vivo que nos permite ir hasta el fondo de su problemática existencial. Lo que nos lleva a identificar un aspecto de la novela moderna: La novela es una meditación sobre la existencia vista a través de personajes imaginarios, que nos orientan hacia el enigma del yo.

Macabea es una mujer un tanto ordinaria y, si se puede decir, mediocre; no sabe mecanografiar, se embelesa con palabras desconocidas, con cosas ínfimas, no se conoce, es decir, no se cuestiona; tenemos por lo tanto una nueva versión de “antihéroe”: un ser que no se reconoce ni como obra de sí, ni como ser de sí, ni como nada de sí, pero que está haciendo una re-creación del mundo: no conoce el concepto de Dios, Cuerpo, Belleza, Amor, Vida, Muerte, entre otros; pero que a medida que ella “vive” le da un nuevo significado, una nueva vida a esos conceptos, así como Rodrigo, que mientras más quiere desacralizar la literatura, más la inmortaliza, más la re-crea, la re-construye:

“…Bien, es verdad –dice Rodrigo- que tampoco yo tengo piedad de mi personaje principal, la norestina: es un relato que quiero frio. Pero tengo el derecho de ser dolorosamente frio, y ustedes no. Por todo eso no les doy alternativa. No se trata de un relato, ante todo es vida primaria que respira, respira, respira. Material poderoso, un día viviré aquí la vida de una molécula con su estruendo posible de átomos. Lo que escribo es más que una invención, es obligación mía hablar de esa muchacha, de entre millares de ellas. Es mi deber, aunque sea de arte menor, revelar su vida. Porque tiene derecho al grito. Entonces yo grito. Grito puro que no pide limosna”

“¿Debo decir que se volvía loca por los soldados? Pues así era. Cuando veía uno pensaba con un estremecimiento de placer: ¿será él quien me mate?... Entonces, al día siguiente, cuando las cuatro Marías, fatigadas, fueron a trabajar, ella obtuvo por primera vez en su vida la más preciada de las cosas: la soledad. Tenía un cuarto para ella sola. Apenas si podía creer que dispusiese del espacio. Y no se oía ni una palabra. Entonces bailó, en un acto de intrepidez absoluta, porque su tía no la hubiese entendido .bailaba y giraba porque al estar sola se volvía ¡l-i-b-r-e!”

a. La ciudad como fragmento, paisaje, anonimato y evocación.

Como lo mencionamos anteriormente el mundo de “La Hora de la Estrella” se desarrolla en tres “perspectivas”: Rodrigo, Macabea y Rio.

En Rodrigo, la significación del mundo, está limitado a las palabras como medio creador; mientras que para Rio, ella es su propio referente y por lo tanto, su significado y significante. Para Macabea, el mundo es algo atemporal, simplemente se da cuenta del día que es, en el día que es; a esto se le suma el hecho de confundirse con la muchedumbre en la parada del bus y, la limitación de Rio a “… La calle de Acre para vivir, la calle de Lavaradio para trabajar, los muelles del puerto para ir a pasear en domingo, alguna que otra sirena, con su sonido largo, de barco de carga que no se sabe por qué pone angustia en el corazón, algún que otro canto de gallo delicioso aunque un poco doliente.”

Como Rio de Janeiro juega el papel de referente, significado y significante la podemos abordar como:

• Ciudad Fragmentaria y Anónima:



Rio es una de las ciudades más grandes del mundo que posee en sus entrañas millones de personas convirtiéndola así en una de las más bellas. El hecho de que sea grande y que en su interior convivan millones de personas nos da la cualidad de anonimato: capacidad de saber que soy-existo, tan sólo con el reconocimiento de una comunidad local: barrio, comuna, cuadra, manzana, etc.; a su vez, que se fragmenta: la ciudad tiene diferentes lugares comunes, elementos urbanos representativos, catalogados en espacios urbanos y espacios humanos, que dependiendo de la “ideología” de sus habitantes, los dotan de significación: para unos habitantes Rio es el Cristo de Corcovado, para otros, sus playas, favelas, entre otros, fragmentando la ciudad, y limitándola a la carga significativa individual que se le asigna.



• Ciudad Paisaje:



Ese aspecto de ciudad como paisaje, es en palabras de Milán Kundera, la participación activo-pasiva de la ciudad en el hecho literario: activa en el hecho de que se tienen que ubicar los personajes en un contexto espacial e histórico, y pasiva, en el sentido de que esa contextualización no afecta ese cuestionamiento, esa crítica, esa búsqueda del yo a través de su problemática existencial.



• Ciudad Evocación:



Vemos en la obra que hay ciertos lugares no-comunes, dentro de la modernidad de Rio, como en el caso del gallo que llena de gratitud a Macabea, que impulsan a sus personajes a ese terruño en el cual vivieron su infancia, o, momentos especiales; a su vez, que los lugares comunes, sufren una inversión por conversión (Durand), donde la conversión es cambio, metamorfosis, mudanza de vida de una imagen, donde renace bajo otro signo valorativo simbólico contrario, caso del ruido de la ciudad que “protegen” a Macabea del silencio.



2. Voz y Cuerpo Femenino

Bécquer, en sus cartas literarias a una mujer, dice que la mujer es poesía por el simple hecho de que está más cerca de las pasiones; acá en la hora de la estrella, esa imagen sufre una inversión: “Pero la persona de quien hablaré ni aun tiene cuerpo que vender, nadie la quiere, es virgen e innocua, no le hace falta a nadie. Además –y lo descubro ahora- tampoco yo hago la menor falta; hasta lo que escribo lo podría escribir otro. Otro escritor, sí, pero tendría que ser hombre, porque una mujer escritora puede lagrimear tonterías”. Ésta inversión esta muy relacionada con el travestismo, por el simple hecho, de que la voz narradora (Rodrigo), es una voz femenina (se disfraza): ningún narrador masculino tendría la capacidad de penetrar tan hondamente en la mediocridad de los personajes que componen la Rio de “La Hora de la Estrella”, por un lado, y por el otro, de abordar de una manera profunda-superficial, las problemáticas existenciales de Macabea, Rodrigo, Olímpico y Gloria.

Superficial en el sentido de que se hacen unas “descripciones” muy breves pero concisas de la “monotonía” de los personajes; profunda, por la forma acuciosa en que estas descripciones nos llevan al enigma del yo a través de la aprehensión de la existencia del individuo, en otras palabras:

“El hombre quiere revelar mediante la acción su propia imagen, pero ésta no se le parece. El carácter paradójico del acto es un de los descubrimientos de la novela. Llegó entonces el momento en que la novela, en su búsqueda del yo, tuvo que desviarse del mundo visible de la acción y orientarse hacia el invisible de la vida interior.”

La voz femenina (Rodrigo) inicia con un acercamiento a lo que no posee Macabea: concupiscencia, voluptuosidad, lubricidad, lascivia, y lujuria, como producto de la oralidad: “Porque decir voz es tanto como decir oralidad. Y oralidad no sólo es expresión sino también cópula, pues el lenguaje mismo tiene su origen en el ámbito de lo sexual. ¿Acaso el verbo no se hizo carne? ¿Acaso semántica no viene de semen? Hablar es engendrar” . Y ese acto de engendrar es latente al principio de la novela cuando dice: “Todo en el mundo comenzó con un sí”;”…El significado, por lo fácil, parece obvio: la palabra –esa voz plena de sugerencias- seduce, convence, rompe dudas, engendra: no en vano la oreja tiene forma de vagina y por eso halagar el oído –seducir con el verbo- es una forma de caricia oral.”

Macabea no posee la capacidad de decir sí, y por tanto de tener una oralidad y una capacidad de engendrar: ella duerme con una enagua que tiene manchas de sangre, huele a mugre por el hecho de que no se lava, tiene los ovarios marchitos, a todo responde “no se”, no es capaz de articular frases coherentes, ni mucho menos crear conceptos, como es el caso cuando estando con el Olímpico, no sabe como definir el amor; ésto hace que Macabea, carezca de atributos físicos y “comunicativos” para atraer a un hombre y, hacerse desear, en otras palabras, no tiene voz y cuerpo que en su totalidad demuestren una armonía:

“La voz sugiere entonces unos labios gruesos y húmedos y casi siempre entreabiertos, por los que fácilmente se advierten los dientes superiores, blancos y firmes. Pero donde mejor se capta una correspondencia entre voz y disposición erótica es en la provincia del ojo… Bajo las largas cejas negras, los ojos se enmarcan en unos párpados semientornados, ensombrecidos por las pestañas y definidos sobre todo por unas ojeras violáceas y profundas. La dulce ronquera, la mirada cansada por el peso de los párpados y el denso velo como de fiebre que esbozan las ojeras dotan a ese rostro moreno y a menudo altivo de cierto aire de fatiga, tal vez causa de los excesos, los pómulos enrojecidos pese ala palidez que campea sobre la frente y parte de las mejillas y, por último, el mentón, honrado por un sugestivo hoyuelo vertical, promesa de la vulva”

Líneas atrás habíamos hablado de los juegos del lenguaje en Clarice Lispector, pues bien, helos acá: cuando el narrador se disfraza, es decir, cambia papeles (travestismo) le da a la novela una voz femenina que la caracteriza en su totalidad y no permite aliteraciones al momento de su lectura; Macabea carece de encantos femeninos, pero la obra los posee: un cuerpo atractivo, cadencioso, y contoneante. En esto radican los juegos del lenguaje de Lispector, indagar el yo a través de la interrogación y aprehensión de los problemas existenciales, mediante la constitución de una obra que tiene voz y cuerpo femenino, la cual nos conduce por los diferentes aspectos de la novela moderna que componen al sujeto moderno como obra de sí mismo (véase “El Día que Atardece de Fernando Cruz Kronfly).



JUAN FELIPE GODOY ZÁRATE