Cien Años de Soledad

Cien Años de Soledad
Agua Fuerte - Pedro Villalba

jueves, 10 de marzo de 2011

DUELO DE MIRADAS: LA CIUDAD CÓMO FRAGMENTO





“La metrópoli tiene este atractivo más:

que a través de lo que ha llegado a ser

se puede evocar con nostalgia lo que era”

Italo Calvino, Las Ciudades Invisibles



Intro

La ciudad es el centro donde se concentran poderes económicos, sociales, políticos, culturales, intelectuales y científicos; allí encontramos los edificios que sirven de resguardo al gobierno, a las fuerzas armadas, a los bancos, al comercio, a los museos, a las bibliotecas, a los parques, a los cafés, a las universidades y colegios, a los hoteles y moteles, en otras palabras, a todo lo que compone el tejido material de la ciudad. El hecho de que la ciudad se configure como el centro de todos los poderes, permite que no podamos abarcarla en su totalidad, es decir, que cuando hacemos remembranza de nuestra ciudad, ésta se nos presente a través de fragmentos, a través de partes pequeñas de una cosa rota.

Por tanto, cuando hablamos de la ciudad como fragmento, estamos hablando de la ciudad que en primer lugar rompemos, dividimos, y en segundo lugar reconstruimos utilizando esos pedazos; en otras palabras, la ciudad como fragmento, es la reconstrucción que hacemos de la ciudad a través de todos aquellos sitios materiales que hemos cargado de significaciones subjetivas, que hemos vuelto signo y significante de nuestras experiencias. Esas experiencias son producto de nuestro cuerpo: nuestros sentidos, nuestros pensamientos, nuestros deseos. Es mediante la utilización de nuestro cuerpo que la ciudad antes inorgánica, se vuelve parte de nosotros a través de sonidos, olores, vivencias. Y es en este proceso de construcción – destrucción – reconstrucción que nace la poética de los elementos, de los materiales, en palabras de Bachelard, La Poética del Espacio:

Vuelvo a pensar que las calles mojadas son el escenario perfecto para asesinar el recuerdo de Claudia. Sin perder la conciencia, sin temblor en las manos, sin remordimiento. Hablo del acto supremo, la última opción del hombre acorralado, hundir de un solo empellón un cuchillo mental en su irresistible rostro de mujer odiada. Y aprovechar las huellas de la lluvia en los andenes, las primeras luces del amanecer, la quietud de las calles, para consumar en silencio y sin testigos mi crimen alevoso.



DUELO DE FRAGMENTOS

La Ciudad

El paisaje húmedo es propicio porque irrita la nostalgia. Mirarlo me produce una calma rara, como de gotas en el corazón, eco de pasos en la noche, tiempos que ya no regresan. Son los mismos lugares de todos los días pero el brillo del agua les cambia el ánimo: son calles cubiertas de lágrimas.

En la obra encontramos:

a. El protagonista es un héroe en su pueblo por decidirse a ir a estudiar a la gran ciudad

b. Es estudiante de Comunicación Social

c. La ciudad se encuentra en caos por las construcciones que se están desarrollando en ella, y por una serie de atentados con bombas.

Éstas pistas al unirlas, nos llevan a definir en primer lugar que estamos en los años ochenta; en segundo lugar, que la ciudad – contexto es Bogotá, debido a que en la parte universitaria, en ninguna otra ciudad industrializada (a excepción de Cali o Medellín) se daba la carrera profesional de Comunicación Social, esto significa que el protagonista fue “arrancado” de su terruño para poder alcanzar la meta de ser comunicador social sin perder el sueño de ser un gran literato, y por último, y no menos importante, Bogotá en los años ochenta, fue atacada por sucesivos ataques con bombas por parte del narcotráfico, de las guerrillas antiguas (FARC y ELN) y las guerrillas en gestación M-19.

El Choque

Según Fernando Cruz Kronfly vivir en la ciudad es algo muy complejo, porque significa ser partícipe de unas reglas de juego que son “definidas por la ciudad” y que permiten la inclusión del individuo a la condición de ciudadano, de transeúnte, de “nómada de ciudad”: ser habitante de la ciudad significa, por sobretodo, “entrar” en el orden de lo urbano, estar psíquicamente atrapado en dichas “reglas de juego”, quedar sujetado a ellas mediante acatamientos, aceptaciones y resistencias, adaptaciones o rupturas a veces violentas.

El periodista, cómo lo mencionábamos anteriormente, es un joven de provincia que termina en la gran ciudad (Bogotá) haciendo sus estudios superiores; esto indica que tuvo que dejar atrás sus “reglas de juego pueblerinas”, y lo vemos en la obra cuando él comenta que no se sentía a gusto en su casa cuando pasaba allí las vacaciones, debido en primer lugar al tedio, y en segundo lugar al sentirse cómo un héroe. Esto indica una ruptura en el comportamiento y las costumbres de él, que se ven reflejados en su actuar en la ciudad: aquella mañana de domingo reencontraba la ciudad más grande, más sucia, más caótica, la típica sensación de los días de readaptación, mientras asumía sus calles y me envolvía en sus bellos ropajes peligrosos ; en otras palabras: vagar a solas entre la multitud, recibir la mirada anónima y ejercer en contraprestación equivalente la mirada anónima, esto es precisamente aquello que constituye al transeúnte, que constituye lo urbano, los espacios privados y públicos, y la ciudad misma en toda su grandeza, en toda su especificidad pero también en toda su crueldad y dureza.



LA CONSTRUCCIÓN – DESTRUCCIÓN – RECONSTRUCCIÓN

Bogotá, al ser una de las ciudades más grandes, permite ya no un anonimato sino una completa invisibilidad del individuo. Vemos por tanto como en la obra el periodista, tiene una visión de Bogotá que entra en conflicto con la Bogotá real, y de éste enfrentamiento, surge la verdadera Bogotá: una ciudad vacía, cuyos desplazamientos son eternos, dónde no hay calidez humana, dónde la monotonía absorbe todo, y en dónde la única vía de escape es el taller literario y la universidad.

Esta visión es la que acompaña al periodista hasta el día que encuentra a Claudia (una chica de ciudad que tiene conocimiento de sí: ver “La Congoja del Amor Finisecular de Fernando Cruz Kronfly): Se sentó a mi lado con un rebote seco, decidido de su cuerpo sobre el cojín. Al hacerlo por una deliciosa falta de cálculo, quedo medio montada en mi muslo un segundo, lo suficiente para percibir la piel fría por el baño mañanero. Luego se acomodó mejor, sin pedir disculpas, todo lo separada que permiten esos puestos de buseta. Pero el daño ya estaba hecho: el impacto de su sentada fue suficiente para cambiarme el mundo; y comienzan sus constantes encuentros sexuales en el motel Düsseldorf: desde ese momento, la visión de ciudad que él tenía, se destruye, y queda relegada sólo a los cuartos del motel dónde puede recorrer los caminos que tiene en la piel Claudia.

Desde entonces, la ciudad queda marcada por un leve tono rosa: al sentirse enamorado, los espacios antes descuidados por él, se tornan relevantes en la medida que lo remiten a alguna parte de Claudia:

Evocaciones del transeúnte que recorre la ciudad para registrarla en lo que es pero también para convertirla en estímulo desencadenante de otro mundo, transeúnte para quien las instalaciones físicas urbanas son al mismo tiempo soporte referente concreto de su vagabundaje pero también punto de partida de sus ensoñaciones evocadoras… un transeúnte mucho más “urbano” situado más en el orden de los signos, algo así como un vagabundo testigo que convierte lo cotidiano en motivo de reconocimiento y representación.

Y es allí donde la ciudad se resignifica, se reconstruye, pasa de ser aquel lugar vacio de sensaciones, al lugar dónde el “amor” envuelve todo; pero la misma ciudad se ve delimitada al lugar que permite recorrer caminos de piel, el motel Düsseldorf: el mundo entero se detiene, todos los caminos llegan al mismo sitio, ningún otro lugar tiene importancia y relevancia sino éste: la vida misma es vida y es vivida en aquel lugar, hasta que la magia del sexo es destruida, y con ella la vida de él:

No recuerdo todos los lugares recorridos anoche, Kalimán. Dos bares para amanecidos, múltiples busetas por sectores peligrosos, barrios de fantasmas, avenidas, agujeros en el pavimento, al norte, al sur, anduve por toda la ciudad vacío de vida, de intenciones

A MODO DE CONCLUSION

Después de que es destruido ese pequeño mundo, la ciudad pasa a ser significada en una tienda de barrio que por antonomasia, es el lugar más democrático del mundo: desde los más adultos hasta los más jóvenes, desde los más ricos hasta los más pobres llegan allí; y en la caso de la obra, el periodista termina en la tienda de Kalimán, un hombre que pareciese hablara con la mente y leyera la mente de sus clientes; el cual por los azares de la fama y la fortuna termino allí esperando el momento adecuado para partir, contando su historia con Claudia.

Ésta contrapartida entre el motel, la tienda, y el papel de Kalimán como oyente de la historia del periodista nos permite encontrar una construcción de la ciudad arcadia y de la ciudad histórica :

La Ciudad Arcadia:

La ciudad Arcadia pertenece al mito y puede llamarse ciudad del mito o ciudad mítica, y aunque en ellas prevalece la nostalgia por el paraíso perdido, los modelos ancestrales se ven “invadidos” y amenazados por forasteros que pretenden imponer los valores de su cultura:

En éste caso, la Bogotá lejana pasa a ser mítica, especialmente su referente cercano el Düseldorf, por todas las experiencias vividas, y porque allí fue el sitio dónde todo inicio y todo termino; el periodista quedo embriagado por las mieles que el cuerpo de Claudia le brindaba, y está en constante evocación de esos “tiempos” a la vez que repasa constantemente la pérdida de esas mieles, por un militante (guerrillero), y por la necesidad de Claudia de estar en constante movimiento sexual (véase el concepto de mujer fatal)

La Ciudad Histórica:

A este punto llega la ciudad de Bogotá, cuando relegada al espacio de una tienda de barrio, Kalimán, escucha incólume la historia del periodista, de su creación, asentamiento, auge, apogeo y posterior decadencia y destrucción con Claudia. Es decir, se convierte en “máquina de tiempo” que permite recorrer los diferentes estadios en la “evolución humana”

Por tanto, en la obra Duelo de Miradas de Oscar Godoy, podemos ver diferentes estados o categorías de la ciudad, que van íntimamente relacionados con los estados de ánimo del personaje: la ciudad como evocación, como caos, como sensación, como arcadia, como historia, cómo cuerpo de mujer:

… con ella me volví un ciudadano del Düsseldorf, un motel de las afueras…





domingo, 10 de octubre de 2010

CLARICE LISPECTOR: LA HORA DE LA NOVELA MODERNA

Clarice Lispector tiene dos nacimientos: uno biológico en Ucrania en el 26, y otro literario en Brasil en el 44 a los 18 años, con su primera novela, “Cerca del Corazón Salvaje”. Como ella misma lo diría con un “no-estilo” renovado y fresco en, como diría Borges, crear metáforas con las palabras, Clarice Lispector a través de los juegos del lenguaje desarrolla en “La Hora de la Estrella” el arte de la novela moderna.

Con un gran bagaje literario, que pasa por relatos, novelas, cuentos y, textos periodísticos, Lispector, a través de ciertos laberintos y nudos (Omar Calabrese, La era Neo barroca) creados por el autor-narrador de “La Hora de la Estrella”, Rodrigo S.M., vamos penetrando poco a poco en un mundo en cierta medida caótico y fragmentario, donde, Rio de Janeiro se mueve en tres perspectivas: 1. La perspectiva de Macabea, 2. La de Rodrigo y, 3. La de Rio como ciudad.

Todo trascurre mediante un “gran monólogo” de Rodrigo sobre los diferentes aspectos que lo condujeron a escribir ésta historia, la sencillez que se respira en el manejo del lenguaje, el conflicto humano sobre el querer escribir y el deber escribir, el uso de lugares comunes, elementos urbanos representativos, catalogados en espacios urbanos y espacios humanos, y luego, esbozos de una nortestina: su “nacimiento”, su “vida” con la tía, y su llegada a Rio de Janeiro; así como la simplicidad de su vida, de su trabajo, de su relación con el Olímpico, y por su supuesto, su muerte.

1. El Arte de la Novela

En “La Insoportable Levedad del Ser” de Milán Kundera, Tomás nace de la frase Einmal ist Keinmal, mientras que Teresa nace de un ruido:

“Sería estúpido que el autor tratase de convencer al lector de que sus personajes están realmente vivos. No nacieron del cuerpo de sus madres, sino de una o dos frases sugerentes o de una situación básica. Tomás nació de la frase “Einmal ist Keinmal”. Teresa nació de una barriga que hacía ruido.”

Estos nacimientos, a su ves delimitan la insoportable levedad de cada uno: para Tomás es adueñarse de ese 1% de diferencia que tenemos, es decir, ser leve; para Teresa, es el cuerpo, esa cosa en la cual ella busca aquello que la hace única y diferente; mientras que para Sabina es un sombrero hongo que usaba su abuelo, y demarcaba esa capacidad para “traicionar”, y para Franz, era la Gran Marcha, ese idealismo que ostentan todos los intelectuales.

Surge aquí un interrogante: ¿Cómo nace Rodrigo, Macabea, Olímpico, y Gloria?, no lo sabemos; pero ese no –saber - no-ser, es lo que nos da el primer rasgo de la novela moderna: Milán Kundera, en su “Arte de la Novela” nos muestra una evolución, es decir 4 fases que pasa la novela para llegar a su estado actual:

1. Las primeras novelas europeas son viajes por el mundo que parece ilimitado / ocioso

2. El tiempo de Balzac se había embarcado en el tren que llamamos Historia; promete aventuras a todos los pasajeros y con ellas el bastón de mando

3. Emma Bovary: El horizonte se estrecha; las aventuras se encuentran al otro lado y la nostalgia es insoportable; la gran ilusión de la unicidad irremplazable del individuo, una de las más bellas ilusiones europeas, se desvanece

4. Lo infinito del alma pierde su magia, cuando la Historia se apodera del hombre; lo infinito del alma, si lo tiene, pasó a ser un apéndice casi inútil del hombre.

Historia impersonal – Ingobernable – Incalculable – Ininteligible

Que a su vez, están enmarcados bajo la perspectiva del realismo psicológico:

1. Hay que dar el máximo de información sobre un personaje: sobre su apariencia física, su modo de hablar y de actuar

2. Hay que conocer el pasado de un personaje, porque en él se encuentran todas las motivaciones de su comportamiento presente

3. El personaje debe gozar de una total independencia, es decir que el autor y sus propias consideraciones deben desaparecer para no perturbar al lector, quien quiere rendirse a la ilusión y considerar la ficción una realidad.

Vemos por tanto, como lo mencionábamos anteriormente, una ruptura en cuanto al arte de la novela: en “La Insoportable Levedad del Ser”, no sabemos nada del pasado de Tomás, Franz y Sabina, porque sencillamente no es relevante, mientras que de Teresa, conocemos un pequeño esbozo, debido a la influencia que tiene su madre en sus “devaneos” humanos. En “La Hora de la Estrella” de Lispector, sucede algo similar: no sabemos nada de Rodrigo, ni su origen, ni como llego a la literatura, ni mucho menos el porqué de ese afán en contar la historia de Macabea y “gritar” a los cuatro vientos, el amor que le profesa; de Macabea, sabemos que nació en el norte, que sus padres murieron cuando ella tenía dos años de vida, razón por la cual vivió con su tía la cual le dio un pequeño curso de mecanografía, y luego, ¡pafh! por arte de magia tenemos una Macabea que vive en Rio de Janeiro, pero que no nos explica, ni da razón de ese sin-sentido de vida que lleva. El Olímpico, es en cierta medida una oposición a Macabea, pero con algo que los une: él trabaja en una metalurgia, metiendo láminas de una máquina a otra, pero nunca se pregunta el porqué de su trabajo; y por último, Gloria, que en la novela es el némesis de Macabea.

Esto, nos permite identificar, lo que para Kundera, citando a Broch, es el fin de la novela

“Descubrir lo que sólo una novela puede descubrir es la única razón de ser de una novela. La novela que no descubre una parte hasta entonces desconocida de la existencia es inmoral. El conocimiento es la única moral de la novela.”

Descubrir la complejidad del ser a través de la creación de un ser imaginario, de un ego experimental, de un personaje vivo que nos permite ir hasta el fondo de su problemática existencial. Lo que nos lleva a identificar un aspecto de la novela moderna: La novela es una meditación sobre la existencia vista a través de personajes imaginarios, que nos orientan hacia el enigma del yo.

Macabea es una mujer un tanto ordinaria y, si se puede decir, mediocre; no sabe mecanografiar, se embelesa con palabras desconocidas, con cosas ínfimas, no se conoce, es decir, no se cuestiona; tenemos por lo tanto una nueva versión de “antihéroe”: un ser que no se reconoce ni como obra de sí, ni como ser de sí, ni como nada de sí, pero que está haciendo una re-creación del mundo: no conoce el concepto de Dios, Cuerpo, Belleza, Amor, Vida, Muerte, entre otros; pero que a medida que ella “vive” le da un nuevo significado, una nueva vida a esos conceptos, así como Rodrigo, que mientras más quiere desacralizar la literatura, más la inmortaliza, más la re-crea, la re-construye:

“…Bien, es verdad –dice Rodrigo- que tampoco yo tengo piedad de mi personaje principal, la norestina: es un relato que quiero frio. Pero tengo el derecho de ser dolorosamente frio, y ustedes no. Por todo eso no les doy alternativa. No se trata de un relato, ante todo es vida primaria que respira, respira, respira. Material poderoso, un día viviré aquí la vida de una molécula con su estruendo posible de átomos. Lo que escribo es más que una invención, es obligación mía hablar de esa muchacha, de entre millares de ellas. Es mi deber, aunque sea de arte menor, revelar su vida. Porque tiene derecho al grito. Entonces yo grito. Grito puro que no pide limosna”

“¿Debo decir que se volvía loca por los soldados? Pues así era. Cuando veía uno pensaba con un estremecimiento de placer: ¿será él quien me mate?... Entonces, al día siguiente, cuando las cuatro Marías, fatigadas, fueron a trabajar, ella obtuvo por primera vez en su vida la más preciada de las cosas: la soledad. Tenía un cuarto para ella sola. Apenas si podía creer que dispusiese del espacio. Y no se oía ni una palabra. Entonces bailó, en un acto de intrepidez absoluta, porque su tía no la hubiese entendido .bailaba y giraba porque al estar sola se volvía ¡l-i-b-r-e!”

a. La ciudad como fragmento, paisaje, anonimato y evocación.

Como lo mencionamos anteriormente el mundo de “La Hora de la Estrella” se desarrolla en tres “perspectivas”: Rodrigo, Macabea y Rio.

En Rodrigo, la significación del mundo, está limitado a las palabras como medio creador; mientras que para Rio, ella es su propio referente y por lo tanto, su significado y significante. Para Macabea, el mundo es algo atemporal, simplemente se da cuenta del día que es, en el día que es; a esto se le suma el hecho de confundirse con la muchedumbre en la parada del bus y, la limitación de Rio a “… La calle de Acre para vivir, la calle de Lavaradio para trabajar, los muelles del puerto para ir a pasear en domingo, alguna que otra sirena, con su sonido largo, de barco de carga que no se sabe por qué pone angustia en el corazón, algún que otro canto de gallo delicioso aunque un poco doliente.”

Como Rio de Janeiro juega el papel de referente, significado y significante la podemos abordar como:

• Ciudad Fragmentaria y Anónima:



Rio es una de las ciudades más grandes del mundo que posee en sus entrañas millones de personas convirtiéndola así en una de las más bellas. El hecho de que sea grande y que en su interior convivan millones de personas nos da la cualidad de anonimato: capacidad de saber que soy-existo, tan sólo con el reconocimiento de una comunidad local: barrio, comuna, cuadra, manzana, etc.; a su vez, que se fragmenta: la ciudad tiene diferentes lugares comunes, elementos urbanos representativos, catalogados en espacios urbanos y espacios humanos, que dependiendo de la “ideología” de sus habitantes, los dotan de significación: para unos habitantes Rio es el Cristo de Corcovado, para otros, sus playas, favelas, entre otros, fragmentando la ciudad, y limitándola a la carga significativa individual que se le asigna.



• Ciudad Paisaje:



Ese aspecto de ciudad como paisaje, es en palabras de Milán Kundera, la participación activo-pasiva de la ciudad en el hecho literario: activa en el hecho de que se tienen que ubicar los personajes en un contexto espacial e histórico, y pasiva, en el sentido de que esa contextualización no afecta ese cuestionamiento, esa crítica, esa búsqueda del yo a través de su problemática existencial.



• Ciudad Evocación:



Vemos en la obra que hay ciertos lugares no-comunes, dentro de la modernidad de Rio, como en el caso del gallo que llena de gratitud a Macabea, que impulsan a sus personajes a ese terruño en el cual vivieron su infancia, o, momentos especiales; a su vez, que los lugares comunes, sufren una inversión por conversión (Durand), donde la conversión es cambio, metamorfosis, mudanza de vida de una imagen, donde renace bajo otro signo valorativo simbólico contrario, caso del ruido de la ciudad que “protegen” a Macabea del silencio.



2. Voz y Cuerpo Femenino

Bécquer, en sus cartas literarias a una mujer, dice que la mujer es poesía por el simple hecho de que está más cerca de las pasiones; acá en la hora de la estrella, esa imagen sufre una inversión: “Pero la persona de quien hablaré ni aun tiene cuerpo que vender, nadie la quiere, es virgen e innocua, no le hace falta a nadie. Además –y lo descubro ahora- tampoco yo hago la menor falta; hasta lo que escribo lo podría escribir otro. Otro escritor, sí, pero tendría que ser hombre, porque una mujer escritora puede lagrimear tonterías”. Ésta inversión esta muy relacionada con el travestismo, por el simple hecho, de que la voz narradora (Rodrigo), es una voz femenina (se disfraza): ningún narrador masculino tendría la capacidad de penetrar tan hondamente en la mediocridad de los personajes que componen la Rio de “La Hora de la Estrella”, por un lado, y por el otro, de abordar de una manera profunda-superficial, las problemáticas existenciales de Macabea, Rodrigo, Olímpico y Gloria.

Superficial en el sentido de que se hacen unas “descripciones” muy breves pero concisas de la “monotonía” de los personajes; profunda, por la forma acuciosa en que estas descripciones nos llevan al enigma del yo a través de la aprehensión de la existencia del individuo, en otras palabras:

“El hombre quiere revelar mediante la acción su propia imagen, pero ésta no se le parece. El carácter paradójico del acto es un de los descubrimientos de la novela. Llegó entonces el momento en que la novela, en su búsqueda del yo, tuvo que desviarse del mundo visible de la acción y orientarse hacia el invisible de la vida interior.”

La voz femenina (Rodrigo) inicia con un acercamiento a lo que no posee Macabea: concupiscencia, voluptuosidad, lubricidad, lascivia, y lujuria, como producto de la oralidad: “Porque decir voz es tanto como decir oralidad. Y oralidad no sólo es expresión sino también cópula, pues el lenguaje mismo tiene su origen en el ámbito de lo sexual. ¿Acaso el verbo no se hizo carne? ¿Acaso semántica no viene de semen? Hablar es engendrar” . Y ese acto de engendrar es latente al principio de la novela cuando dice: “Todo en el mundo comenzó con un sí”;”…El significado, por lo fácil, parece obvio: la palabra –esa voz plena de sugerencias- seduce, convence, rompe dudas, engendra: no en vano la oreja tiene forma de vagina y por eso halagar el oído –seducir con el verbo- es una forma de caricia oral.”

Macabea no posee la capacidad de decir sí, y por tanto de tener una oralidad y una capacidad de engendrar: ella duerme con una enagua que tiene manchas de sangre, huele a mugre por el hecho de que no se lava, tiene los ovarios marchitos, a todo responde “no se”, no es capaz de articular frases coherentes, ni mucho menos crear conceptos, como es el caso cuando estando con el Olímpico, no sabe como definir el amor; ésto hace que Macabea, carezca de atributos físicos y “comunicativos” para atraer a un hombre y, hacerse desear, en otras palabras, no tiene voz y cuerpo que en su totalidad demuestren una armonía:

“La voz sugiere entonces unos labios gruesos y húmedos y casi siempre entreabiertos, por los que fácilmente se advierten los dientes superiores, blancos y firmes. Pero donde mejor se capta una correspondencia entre voz y disposición erótica es en la provincia del ojo… Bajo las largas cejas negras, los ojos se enmarcan en unos párpados semientornados, ensombrecidos por las pestañas y definidos sobre todo por unas ojeras violáceas y profundas. La dulce ronquera, la mirada cansada por el peso de los párpados y el denso velo como de fiebre que esbozan las ojeras dotan a ese rostro moreno y a menudo altivo de cierto aire de fatiga, tal vez causa de los excesos, los pómulos enrojecidos pese ala palidez que campea sobre la frente y parte de las mejillas y, por último, el mentón, honrado por un sugestivo hoyuelo vertical, promesa de la vulva”

Líneas atrás habíamos hablado de los juegos del lenguaje en Clarice Lispector, pues bien, helos acá: cuando el narrador se disfraza, es decir, cambia papeles (travestismo) le da a la novela una voz femenina que la caracteriza en su totalidad y no permite aliteraciones al momento de su lectura; Macabea carece de encantos femeninos, pero la obra los posee: un cuerpo atractivo, cadencioso, y contoneante. En esto radican los juegos del lenguaje de Lispector, indagar el yo a través de la interrogación y aprehensión de los problemas existenciales, mediante la constitución de una obra que tiene voz y cuerpo femenino, la cual nos conduce por los diferentes aspectos de la novela moderna que componen al sujeto moderno como obra de sí mismo (véase “El Día que Atardece de Fernando Cruz Kronfly).



JUAN FELIPE GODOY ZÁRATE